Tu amor se ha apoderado de mi corazón en forma de una rosa roja ardiente, bombeando mi sangre con una pasión que me estremece cada segundo de mi existencia. Su tallo y sus espinas me mantienen firme, lista para luchar contra la corriente y ganar cualquier batalla, con la fuerza y el poder que posee este verdadero amor. Tu amor es la naturaleza viviendo dentro de mí; es el que atrae a una hermosa mariposa, para que se pose sobre mi alma, transformándome en una mujer plena, llena de luz, mejorando mi vida, haciéndome sentir inmensamente amada, ilusionada, sensible, fuerte, tierna, valiente, sensual, y llena de energía. Tu amor es lo más hermoso, apasionado, maravilloso, poderoso y natural, es simplemente una rosa roja y una mariposa juntas.
MI CAJA DE SECRETOS
¡ADVERTENCIA! Este blog es para los que creen en la magia del amor. Todo lo que van a leer aquí lo escribí con pasión, sin miedo, con honestidad y con mis manos siempre conectadas a mi alma y corazón. Este lugar mágico es mi caja de secretos abierta. ¿Cuál es su propósito? INSPIRAR. ¿Quién soy yo? Soy una soñadora que logró hacer realidad su sueño de ser escritora. ¿Cómo lo logré? Comencé el camino a él y apliqué la fórmula de mi sueño: (PASION+AMOR+UN SUEÑO) ⁿ = MI SUEÑO HECHO REALIDAD
miércoles, 4 de noviembre de 2020
miércoles, 14 de octubre de 2020
NECESITO UN MILAGRO
Necesito un milagro
Eliana Habalian
“Sí igual voy a morir algún día, prefiero morir amando con
toda la sangre que me mantiene latiendo”,
MI VALLITA
Septiembre siempre ha sido el mes más mágico para mí. Muchas cosas especiales ocurren durante estos 30 días: mi cumpleaños, una energía poderosa que viaja directo al corazón desde el universo, especialmente desde la Constelación de Virgo, una sensibilidad muy peculiar, que me hace conectar con lo natural y sublime de una manera más profunda. Pero el acontecimiento más importante es el cumpleaños de la Virgen Del Valle, el 8 de septiembre, y el hecho de que yo cumpla años el mismo mes que ella, lo hace aún más importante y mágico para mí.
Un día de septiembre, creo que tenía once o doce años, fui a visitar a la Virgen Del Valle por primera vez. Estaba de vacaciones con mi familia en la hermosa Isla de Margarita, en Venezuela, mi amado país. Mi tía Marisol decidió acompañarnos en esa oportunidad.
Una sensibilidad particular me ha acompañado desde la niñez. Ese día fue uno de los días más felices de mi vida. También fue la primera vez que ocurrió el primer encuentro sublime que he experimentado en mi vida. No fue hasta después de muchos años, cuando estaba luchando por lograr mi sueño de ser madre, que tuve otros dos encuentros.
Era una niña, pero estaba comenzado el proceso de transición qué me transformaría en una mujer. Pero seguía siendo una niña, confundida, con muchas preguntas y pocas respuestas.
Discutía mucho con mi mama, porqué sentía que no me entendía, qué no me apoyaba en mis pensamientos y en mis sentimientos. Me sentía incomprendida por la persona que más amaba en el mundo: mi madre. Nuestras discusiones eran cada vez más fuertes. Ella solo intentaba ayudarme, el problema era que no lo hacía de la manera en que yo lo necesitaba.
Fui una niña rebelde. Me enfrentaba a la injusticia, confrontándola siempre que podía. No me gustaba hacer cosas cuando mi corazón no estaba de acuerdo. Fui también rebelde con el tema de la religión. Me costaba creer algunas cosas que trababan de enseñarme en clases de religión, pues en mi corazón no se sentían bien.
Me levanté de mal humor aquel día. No quería ir a verla. Me negué varias veces. Prefería ir a la playa con mi mejor amiga y su familia. Mi madre estaba muy molesta, no dejaba de insistir, “vas a ir conmigo, porque yo soy tu madre y me tienes que obedecer. Vístete y sonríe que vamos a visitar a la Virgen”, me dijo apretando sus labios. “Mami, es que yo, no quiero ir, prefiero pasarla bien en la playa, con mi amiga”.
A las dos nos invadía una tristeza que se hacía cada vez más insoportable. Nuestras discusiones eran constantes. Ya nos habíamos acostumbrado a vivir así: discutiendo y sintiendo una vacío todos los días.
Esa mañana no fue la excepción. Terminamos teniendo una de las discusiones más fuerte: qué si vas, que no voy, qué te voy a castigar, que no me importa.... al ver a mi madre tan enfurecida, decidí ceder y acompañarla, para ya no tener que escucharla molesta un minuto más. “Está bien. Voy a ir a visitar a la Virgen del Valle”.
Cuando entré en la Iglesia, toda la furia y la rabia que sentía por dentro se transformó en una sensación de paz, que jamás había sentido. Supe lo que era sentirse sereno y en paz ese día. No pude hablar. No hacía falta.
De pronto la vi frente a mí, por ser el mes de su cumpleaños la había bajado de su nicho, para su veneración. “Hola Virgencita” le dije con dulzura. La mirada de sus ojos era sublime. Comencé a caminar hacia atrás, porque no podía dejar de verla. para buscar un asiento y así poder rezarle.
Al fin logré sentarme. Mi madre y mi tía estaban sentadas dos filas más adelantes. A los pocos segundos cerré los ojos, pero aún podía verla en la oscuridad. Comencé a respirar suavemente, tratando de controlar los latidos del corazón, cuando sentí su presencia dentro de mí, un calor en mi corazón. Comencé a escuchar su voz, aquella melodía tierna dentro de mi alma: “Eliana, hija querida. No discutas más con tu madre. Abrázala y dile que la amas”. Comencé a llorar desconsoladamente. Mi madre y mi tía, al escuchar mi llanto corrieron hacía mí, muy preocupadas.
“Eliana, ¿qué te tienes hija? ¿Estás bien? ¿Por qué estás llorando así?” me preguntó mi mamá, mientras secaba mis lágrimas.
Lloraba y lloraba, y no podía parar. Era ese tipo de llanto que te impide hablar y moverte. Mi tía me abrazó con fuerza. Luego tomó mis manos y al apretarlas me dijo: “mami, mírame. ¿Qué pasó? Habla Eliana, por favor. Estamos preocupadas”.
La gente alrededor no dejaba de verme. Estaban desconcertados. Yo continuaba llorando por dentro y por fuera. “Perdóname Virgencita. Perdóname. Te amo, Madre Santa”.
“Mami, la Virgen del Valle me habló. Escuché su voz dentro de mí. Dijo mi nombre. Me pidió que no discutiera más contigo. Mami, perdóname, te amo tanto”. Le dije mirándola a los ojos con un amor infinito, luego la abracé con todas mis fuerzas.
Mi mamá y mi tía comenzaron a temblar y a llorar al igual que todas las personas que me habían escuchado decir aquellas milagrosas palabras. “La Virgen habla con los niños”, dijo una mujer que se encontraba detrás de mí. Al escucharla también la abracé y lloramos juntas.
Después de ese día mi mamá se convirtió en mi mejor amiga. Aprendimos a ser más tolerantes, a comprendernos mejor. Abríamos nuestros corazones, para no cerrarlos nunca más.
¡Feliz cumpleaños, mi Vallita! Gracias, por ayudarme a ser mejor hija. Gracias, por ayudarme a cumplir mi sueño de ser madre. Te amo, con todo mi corazón, Virgen María.
Nunca olvidaré tu voz, porque la llevo grabada profundamente dentro de mi ser.
Ahora soy una mujer con menos preguntas y más respuestas. Sé que estarás por siempre en mi vida, en cada momento difícil, junto a mí, ayudándome, llenando de amor mi alma y mi corazón, para mejorarla.
Años más tarde, le llevé a Mi Vallita como ofrenda, mi velo de novia.
Con amor,
Eliana Habalian
CARTA A SHAKESPEARE
Querido
William.
William
Shakespeare
Te amo, William,
Con amor, pasión y sin miedo,
Eliana Habalian
UNA ADICCIÓN
que me despierto, a la hora de comer, a la hora de dormir. Sueño dormida, despierta, cuando camino,
cuando río, cuando hablo, cuando lloro, cuando escribo.
Tiene que existir una solución a esta adición, una medicina que me ayude tan siquiera a disminuir mis sueños, pues no puedo dejar de soñar. Sueño todo el tiempo.
Es una obsesión que me recuerda que el amor para mí solo puede existir en sueños y nunca en la vida real.
Quisiera conocer a alguien que padezca de la misma adicción. Quisiera saber que no estoy sola.
Nací soñando, incluso antes de nacer también soñaba. Es una adición de mi alma. He tratado muchas veces de hablar con ella, de hacerla entender que la vida no son sueños, que la vida es real, pero ella se ríe de mí. Siento que es ella la culpable y, con el tiempo ha logrado convencer a mi mente y a mi corazón de que soñar es lo único que pueden hacer.
Y ahora, ¿cómo puedo vivir mi vida real soñando a cada
instante?
Y ahora, ¿qué voy a hacer al saber que este amor solo
es un sueño y nunca será mi vida real?
Eliana Habalian
domingo, 8 de septiembre de 2019
UNA CITA CON DIOS
-¡Hija mía! Abre tus ojos.
Era su voz, la reconocí al instante, la misma voz de mi corazón.
-¡Dios mío! ¡Eres tú! ¡Realmente eres tú! ¡Me escuchaste! ¡Mi deseo se cumplió! Pero… esto es un sueño, no es real.
-¡Hija!, mírame a los ojos. Los sueños son reales cuando se sueña con el alma. Nunca lo olvides. Yo siempre respondo al llamando de quienes responden al mío, y tú decidiste escucharme, elegiste llevar a cabo tu misión, la misión de amor que yo tenía para ti, sin que nadie te obligara, a pesar de que tu alma ya sabía que no sería fácil. Pudiste haber tomado otro camino, vivir tal vez más tranquila, algo diferente, quizás con menos dolor o sufrimiento, pero con total libertad, elegiste tu camino, tu destino, nadie más lo hizo, solo tú.
-¡Padre! ¡Te lo suplico, te lo imploro! ¡Ayúdame! Decidí escuchar la voz de mi corazón, tu voz. Deseo llevar a cabo mi misión, pero debe haber otra manera, por favor, padre, esto no, es a lo único que le tengo miedo, y ahora está ocurriendo, ¿Por qué, mi Dios? ¿Por qué?
-Porque eso es parte de tu misión: es la manera como podrás conocer, sentir y demostrar el más puro y verdadero amor. Confía, hija, no hay nadie en el mundo que te ame más que yo. Tu alma ha madurado, se ha vuelto fuerte. Estoy muy orgulloso de ti.
-¿Y qué hago con este sufrimiento que no me deja en paz, que me atormenta, me culpa y me castiga a cada momento? ¿Qué hago con estas ganas de llorar a pesar de que ya no me quedan lágrimas por derramar?
-Entonces, llora con sangre, pero debes continuar, solo así el sufrimiento se irá. Debes seguir escribiendo y amando.
-¡Te amo, Dios! ¡Perdóname!
– No tengas miedo de escribir lo que está escrito en tu alma. Ahora despierta, te espera una paloma blanca en la ventana. Abre los ojos y la verás frente a ti.