miércoles, 4 de noviembre de 2020

NATURALEZA VIVIENDO DENTRO DE MÍ


Tu amor se ha apoderado de mi corazón en forma de una rosa roja ardiente, bombeando mi sangre con una pasión que me estremece cada segundo de mi existencia.  Su tallo y sus espinas me mantienen firme, lista para luchar contra la corriente y ganar cualquier batalla, con la fuerza y el poder que posee este verdadero amor. Tu amor es la naturaleza viviendo dentro de mí; es el que atrae a una hermosa mariposa, para que se pose sobre mi alma, transformándome en una mujer plena, llena de luz, mejorando mi vida, haciéndome sentir inmensamente amada, ilusionada, sensible, fuerte, tierna, valiente, sensual, y llena de energía. Tu amor es lo más hermoso, apasionado, maravilloso, poderoso y natural, es simplemente una rosa roja y una mariposa juntas.

miércoles, 14 de octubre de 2020

NECESITO UN MILAGRO

 


Necesito un milagro

 Necesito un milagro, pues mi corazón se está muriendo. El mal de amor lo ha invadido, provocando una herida profunda e incurable. se desangra poco a poco, lentamente, nada puede salvarlo.

 Necesito un milagro, pues de lo contrario seguiré viviendo, pero con el corazón muerto. ¿Cómo podría vivir sin mi corazón? ¿Quién elegiría mis caminos? Mi mente me traicionaría, lo sé, en cambio, mi corazón, jamás lo haría...

 Necesito un milagro, pues esta vez mi corazón no ha elegido el camino más difícil como de costumbre, sino que ha elegido uno imposible, irrealizable, inalcanzable...

 Necesito un milagro, pues mi corazón está cansado, le cuesta seguir latiendo. Sufre con cada latido. Pero no se arrepiente. Se ha condenado él mismo a la muerte.

 Necesito un milagro, pues mi corazón prefiere morir amando, que seguir viviendo sin haber conocido el amor verdadero...

 Necesito un milagro, pues mi corazón nunca dejará de creer en lo imposible. Sufrirá amando todos los días, hasta el día que deje de latir...

 Con todo mi amor,

Eliana Habalian

 

“Sí igual voy a morir algún día, prefiero morir amando con toda la sangre que me mantiene latiendo”,

 El corazón

 

MI VALLITA


Septiembre siempre ha sido el mes más mágico para mí. Muchas cosas especiales ocurren durante estos 30 días: mi cumpleaños, una energía poderosa que viaja directo al corazón desde el universo, especialmente desde la Constelación de Virgo, una sensibilidad muy peculiar, que me hace conectar con lo natural y sublime de una manera más profunda. Pero el acontecimiento más importante es el cumpleaños de la Virgen Del Valle, el 8 de septiembre, y el hecho de que yo cumpla años el mismo mes que ella, lo hace aún más importante y mágico para mí. 

 Un día de septiembre, creo que tenía once o doce años, fui a visitar a la Virgen Del Valle por primera vez. Estaba de vacaciones con mi familia en la hermosa Isla de Margarita, en Venezuela, mi amado país. Mi tía Marisol decidió acompañarnos en esa oportunidad.

 Una sensibilidad particular me ha acompañado desde la niñez. Ese día fue uno de los días más felices de mi vida. También fue la primera vez que ocurrió el primer encuentro sublime que he experimentado en mi vida. No fue hasta después de muchos años, cuando estaba luchando por lograr mi sueño de ser madre, que tuve otros dos encuentros.

 Era una niña, pero estaba comenzado el proceso de transición qué me transformaría en una mujer. Pero seguía siendo una niña, confundida, con muchas preguntas y pocas respuestas.

 Discutía mucho con mi mama, porqué sentía que no me entendía, qué no me apoyaba en mis pensamientos y en mis sentimientos. Me sentía incomprendida por la persona que más amaba en el mundo: mi madre. Nuestras discusiones eran cada vez más fuertes. Ella solo intentaba ayudarme, el problema era que no lo hacía de la manera en que yo lo necesitaba.

 Fui una niña rebelde. Me enfrentaba a la injusticia, confrontándola siempre que podía. No me gustaba hacer cosas cuando mi corazón no estaba de acuerdo. Fui también rebelde con el tema de la religión. Me costaba creer algunas cosas que trababan de enseñarme en clases de religión, pues en mi corazón no se sentían bien.

 Me levanté de mal humor aquel día. No quería ir a verla. Me negué varias veces. Prefería ir a la playa con mi mejor amiga y su familia.  Mi madre estaba muy molesta, no dejaba de insistir, “vas a ir conmigo, porque yo soy tu madre y me tienes que obedecer. Vístete y sonríe que vamos a visitar a la Virgen”, me dijo apretando sus labios. “Mami, es que yo, no quiero ir, prefiero pasarla bien en la playa, con mi amiga”.

 A las dos nos invadía una tristeza que se hacía cada vez más insoportable. Nuestras discusiones eran constantes. Ya nos habíamos acostumbrado a vivir así: discutiendo y sintiendo una vacío todos los días.

 Esa mañana no fue la excepción. Terminamos teniendo una de las discusiones más fuerte: qué si vas, que no voy, qué te voy a castigar, que no me importa.... al ver a mi madre tan enfurecida, decidí ceder y acompañarla, para ya no tener que escucharla molesta un minuto más. “Está bien. Voy a ir a visitar a la Virgen del Valle”.

 Cuando entré en la Iglesia, toda la furia y la rabia que sentía por dentro se transformó en una sensación de paz, que jamás había sentido. Supe lo que era sentirse sereno y en paz ese día. No pude hablar. No hacía falta.

 De pronto la vi frente a mí, por ser el mes de su cumpleaños la había bajado de su nicho, para su veneración. “Hola Virgencita” le dije con dulzura. La mirada de sus ojos era sublime. Comencé a caminar hacia atrás, porque no podía dejar de verla. para buscar un asiento y así poder rezarle.

 Al fin logré sentarme. Mi madre y mi tía estaban sentadas dos filas más adelantes. A los pocos segundos cerré los ojos, pero aún podía verla en la oscuridad. Comencé a respirar suavemente, tratando de controlar los latidos del corazón, cuando sentí su presencia dentro de mí, un calor en mi corazón. Comencé a escuchar su voz, aquella melodía tierna dentro de mi alma: “Eliana, hija querida. No discutas más con tu madre. Abrázala y dile que la amas”. Comencé a llorar desconsoladamente. Mi madre y mi tía, al escuchar mi llanto corrieron hacía mí, muy preocupadas.

 “Eliana, ¿qué te tienes hija? ¿Estás bien? ¿Por qué estás llorando así?” me preguntó mi mamá, mientras secaba mis lágrimas.

 Lloraba y lloraba,  y no podía parar. Era ese tipo de llanto que te impide hablar y moverte. Mi tía me abrazó con fuerza. Luego tomó mis manos y al apretarlas me dijo: “mami, mírame. ¿Qué pasó? Habla Eliana, por favor. Estamos preocupadas”.

 La gente alrededor no dejaba de verme. Estaban desconcertados. Yo continuaba llorando por dentro y por fuera. “Perdóname Virgencita. Perdóname. Te amo, Madre Santa”.

 “Mami, la Virgen del Valle me habló. Escuché su voz dentro de mí. Dijo mi nombre. Me pidió que no discutiera más contigo. Mami, perdóname, te amo tanto”. Le dije mirándola a los ojos con un amor infinito, luego la abracé con todas mis fuerzas.

 Mi mamá y mi tía comenzaron a temblar y a llorar al igual que todas las personas que me habían escuchado decir aquellas milagrosas palabras. “La Virgen habla con los niños”, dijo una mujer que se encontraba detrás de mí. Al escucharla también la abracé y lloramos juntas.

 Después de ese día mi mamá se convirtió en mi mejor amiga. Aprendimos a ser más tolerantes, a comprendernos mejor. Abríamos nuestros corazones, para no cerrarlos nunca más.

 ¡Feliz cumpleaños, mi Vallita! Gracias, por ayudarme a ser mejor hija. Gracias, por ayudarme a cumplir mi sueño de ser madre. Te amo, con todo mi corazón, Virgen María. 

 Nunca olvidaré tu voz, porque la llevo grabada profundamente dentro de mi ser.

 Ahora soy una mujer con menos preguntas y más respuestas. Sé que estarás por siempre en mi vida, en cada momento difícil, junto a mí, ayudándome, llenando de amor mi alma y mi corazón, para mejorarla. 

 Años más tarde, le llevé a Mi Vallita como ofrenda, mi velo de novia.

Con amor, 

Eliana Habalian 



CARTA A SHAKESPEARE

 


Querido William.

 Qué emoción siento al escribirte. Llevo escribiendo esta carta en mi corazón desde hace algún tiempo. Necesito tu ayuda, mi escritor apasionado.

 Sé que no estás muerto, siento tu alma en cada una de tus líneas. Estoy haciendo un gran esfuerzo por no llorar mientras te escribo esta carta, pues quiero y necesito ser lo más explícita posible y mis lágrimas como siempre me lo impedirían.

 Mi nombre es Eliana Habalian, y soy escritora. He luchado muy duro para poder serlo. Ahora sí estoy llorando. Sé que mi camino apenas está comenzado, a pesar de que han transcurrido varios años.

 Durante ese difícil camino he encontrado el amor verdadero. No tenía idea de lo que realmente era ese amor puro, sublime, un amor que te manda señales con Ángeles hermosos.

 Ese amor que conocí me hace sentir que es lo más parecido al amor que siente Dios hacia nosotros.

 Sé que todas las experiencias duras que he vivido me han preparado para reconocer ese amor. Sé que he tenido la mayor de las suertes con tan solo poder sentir, reconocer y aceptar ese amor.

 Pero ahora que lo he encontrado no sé qué hacer. No es lo que yo pensaba. Pensé qué lo encontraría para vivir feliz el resto de la vida. Pero me ha demostrado que su propósito es otro. Es duro y a la vez maravilloso. Mi corazón sufre todos los días.

 Sé que me entiendes perfectamente. Sé que por tu sangre corría el mismo sentimiento, pero tú lo fuiste transformando en pasión y en fuego.

 No le temo al fuego pues yo soy fuego al igual que tú. Nací en medio de un fuego ardiente. Y parte de ese fuego quedó dentro de mí al igual que te ocurrió a ti. Un fuego que ni toda el agua de la tierra podría apagar.

 Un fuego que quema tan fuerte que es imposible soportar el dolor. Porque no puedo entender cómo se puede amar tanto y al mismo tiempo sufrir con una fuerza que te impide seguir caminando.

 Cómo le ocurrió a Romeo y Julieta. Siento que en algún momento hubieras querido volver al pasado y cambiar ese final. Yo también lo hubiese querido.

 Shakespeare, necesito tu ayuda. ¿Qué es lo que ocurre después, cuando el viaje se termina al encontrarse los dos amantes o almas gemelas? Sé que me contestarás en mis sueños, cómo tantas veces lo has hecho.

 P.D: la literatura te extraña. Necesita de ti. Gracias, por inspirarme tanto.

 “El viaje termina cuando los amantes se encuentran”

William Shakespeare

 

Te amo, William,



Con amor, pasión y sin miedo,

Eliana Habalian

UNA ADICCIÓN




Nací con una adicción: no puedo dejar de soñar un instante. Es una enfermedad incurable. Sueño desde 

que me despierto, a la hora de comer, a la hora de dormir. Sueño dormida, despierta, cuando camino, 

cuando río, cuando hablo, cuando lloro, cuando escribo.

 Sueño que mis sueños son mi vida real, y que mi vida real no existe. Uno de esos sueños me ha enamorado, me persigue, no deja de recordarme lo perfecto que pudiera ser si tan solo se hiciera realidad.

Tiene que existir una solución a esta adición, una medicina que me ayude tan siquiera a disminuir mis sueños, pues no puedo dejar de soñar. Sueño todo el tiempo.

Es una obsesión que me recuerda que el amor para mí solo puede existir en sueños y nunca en la vida real.

Quisiera conocer a alguien que padezca de la misma adicción. Quisiera saber que no estoy sola.

Nací soñando, incluso antes de nacer también soñaba. Es una adición de mi alma. He tratado muchas veces de hablar con ella, de hacerla entender que la vida no son sueños, que la vida es real, pero ella se ríe de mí. Siento que es ella la culpable y, con el tiempo ha logrado convencer a mi mente y a mi corazón de que soñar es lo único que pueden hacer.

 Y ahora, ¿qué voy a hacer con todos esos sueños?

Y ahora, ¿cómo puedo vivir mi vida real soñando a cada instante?

Y ahora, ¿qué voy a hacer al saber que este amor solo es un sueño y nunca será mi vida real?

 Una soñadora incurable,

Eliana Habalian

 

domingo, 8 de septiembre de 2019

UNA CITA CON DIOS


Deseo una cita con Dios. Alguien que me ayude a conseguirla, lo suplico, porque esta vez necesito verlo, hablarle mientras miro sus ojos.
Deseo una cita con Dios, pues lo que tengo que decirle tiene que ser en persona, no porque dude de su existencia, tampoco porque piense que no me está escuchando, pero es urgente que lo vea frente a mí.
Deseo una cita con Dios, ¿quién puede ayudarme a conseguirla? Un día, una hora, un momento exacto del tiempo. Es imprescindible que lo vea, para decirle que estoy dispuesta a todo, a hacer lo que él necesite. Necesito decirle que podría atravesar el desierto del Sahara. Podría morirme de hambre o de sed. Podría caminar descalza durante toda mi vida y vivir con un dolor que nunca termine, pero esto no, esto no, por favor.
Deseo una cita con Dios, para suplicarle que me haga un intercambio, lo que sea estoy dispuesta a pasar, sentir o ver. Podría renunciar a mi libertad. Incluso podría vivir el resto de mi vida en soledad y pelear batallas a muerte, sin miedo, pero esto no, esto no, por favor.
Deseo una cita con Dios, para arrodillarme ante él e implorarle que me ahorre este sufrimiento. Quiero decirle que estoy preparada para el mayor de los sufrimientos, lo que sea que su voluntad requiera. Podría vivir en la pobreza el resto de mis días, vivir la humillación y la traición más grande. Podría vivir lejos de mi familia y el hombre que amo y no volver a verlos jamás, pero esto no, esto no, por favor.
Deseo una cita con Dios, creo que tengo derecho. Él me dio la vida sin preguntarme si deseaba vivirla, no tuve otra opción que vivir, así que deseo una y otra vez, una cita con Dios, no descansaré, no desistiré hasta conseguirla…
TIEMPO DESPUES
-¡Hija mía! Abre tus ojos.
Era su voz, la reconocí al instante, la misma voz de mi corazón.
-¡Dios mío! ¡Eres tú! ¡Realmente eres tú! ¡Me escuchaste! ¡Mi deseo se cumplió! Pero… esto es un sueño, no es real.
-¡Hija!, mírame a los ojos. Los sueños son reales cuando se sueña con el alma. Nunca lo olvides. Yo siempre respondo al llamando de quienes responden al mío, y tú decidiste escucharme, elegiste llevar a cabo tu misión, la misión de amor que yo tenía para ti, sin que nadie te obligara, a pesar de que tu alma ya sabía que no sería fácil. Pudiste haber tomado otro camino, vivir tal vez más tranquila, algo diferente, quizás con menos dolor o sufrimiento, pero con total libertad, elegiste tu camino, tu destino, nadie más lo hizo, solo tú.
-¡Padre! ¡Te lo suplico, te lo imploro! ¡Ayúdame! Decidí escuchar la voz de mi corazón, tu voz. Deseo llevar a cabo mi misión, pero debe haber otra manera, por favor, padre, esto no, es a lo único que le tengo miedo, y ahora está ocurriendo, ¿Por qué, mi Dios? ¿Por qué?
-Porque eso es parte de tu misión: es la manera como podrás conocer, sentir y demostrar el más puro y verdadero amor. Confía, hija, no hay nadie en el mundo que te ame más que yo. Tu alma ha madurado, se ha vuelto fuerte. Estoy muy orgulloso de ti.
-¿Y qué hago con este sufrimiento que no me deja en paz, que me atormenta, me culpa y me castiga a cada momento? ¿Qué hago con estas ganas de llorar a pesar de que ya no me quedan lágrimas por derramar?
-Entonces, llora con sangre, pero debes continuar, solo así el sufrimiento se irá. Debes seguir escribiendo y amando.
-¡Te amo, Dios! ¡Perdóname!
– No tengas miedo de escribir lo que está escrito en tu alma. Ahora despierta, te espera una paloma blanca en la ventana. Abre los ojos y la verás frente a ti.
Al abrir los ojos allí estaba la paloma blanca esperándome en la ventana. “Vuela, paloma, vuela alto”. Mis lágrimas volvieron, pero esta vez de felicidad.
CON PASIÓN Y SIN MIEDO: Nadie puede explicar por qué ocurren ciertas cosas. Los designios de Dios son un misterio que se resumen en infinitas preguntas, con una sola respuesta para todas: el amor. Debemos confiar a través de la fe. La vida no se trata de una competencia, debemos aprender a amarnos a nosotros mismos y aceptar lo que la vida nos manda. Todos somos las estrellas de una gran obra de amor, porque todos fuimos creados con polvo de estrella. Ama tu vida, eres parte de un maravilloso plan, el plan más importante.
Con amor, desde Santo Domingo, 
Eliana Habalian 



martes, 2 de julio de 2019

CORRE



Corre, porque esta vez no podrás detenerme. Corre, porque estoy a solo segundos de besarte con pasión y sin miedo como en mis sueños. Corre, porque en un instante envolveré todo tu ser con la misma ternura exuberante que provocaste desde el día que escuché tu voz por primera vez. Corre, porque en este momento no existen palabras que puedan frenar este irresistible deseo de tocar tus labios. Corre, porque no me detendré, ya no me importa tu miedo a este amor, a esta conexión suprema, sagrada, acordada y planeada con cada estrella del universo. Así que corre, mi amor, corre…

Corre, porque es la única manera de impedir lo inevitable. Corre, porque solo así lograrás evitar que te abrace y acaricie tu cabello suavemente, mirando tus hermosos y poderosos ojos brillantes. Corre, porque mientras estés frente a mí no existirá nada, tampoco nadie que pueda acobardarme. Corre, porque no estoy sola, caminaré hacia ti con la ayuda de Dios, de la luna, las estrellas, la tierra, los árboles, las flores, el océano y el viento. Así que corre, mi amor, corre…

Corre, porque usaré todo el poder que posee este amor, toda mi sensualidad, y todas mis armas de seducción para que al fin te rindas, abras tu corazón y me dejes entrar. Corre, porque ya es imposible mantener separados a mis labios de los tuyos. Corre, porque perdí completamente el miedo y sin él ya no aguanto más, mi cuerpo necesita que lo tomes entre tus brazos y le hagas el amor con todo el fuego que ha estado preso dentro de ti. Corre, porque todos mis sentidos se unieron para lograr que me ames con el más puro, verdadero y poderoso amor. Corre, porque esta noche la luna es mi cómplice y utilizará toda su luz, fuerza, energía y pasión para inmovilizarte hasta que mi piel roce la tuya, y no podrás escapar.

Corre, porque estoy cansada de esperar, harta de llorar. Corre, porque el deseo que siente mi sangre de unirme a ti en cuerpo y alma es casi mortal, y se ha apoderado de toda mi existencia. Corre, porque el incendio que provocaste dentro de mi vientre cada vez es más ardiente y necesita de ti para calmarse. Corre, porque mi locura ya perdió la paciencia, y me perturba a cada instante. Corre, porque todo el universo está de mi lado y no descansará hasta conseguir el acto de amor más grande entre esta unión divina. Corre, porque mi alma ya sabe que el momento ha llegado y la tuya también, aunque te niegues a aceptarlo. Así que corre, mi amor, corre…

Corre, porque estarás entre mis brazos muy pronto, sintiendo cosas que nunca pesaste que podías sentir, porque verás tu alma reflejada en mis ojos. Corre, porque falta muy poco para que este amor tan magnifico te desconecte del mundo real y te muestre otro que habías olvidado, un mundo en donde tu alma y la mía se nutrirán del amor más grande e incondicional, para ayudarnos a continuar con nuestra misión y para ayudar a cambiar el mundo. Corre, porque mi poesía y cada una de mis líneas ya no pueden continuar sin ti. Así que corre, mi amor, corre…

Ella: aunque corras, mi alma irá detrás de ti, te alcanzará y te abrazará con todas las fuerzas de este amor, que hasta hace poco mi mente no podía entender. ¿Qué estás esperando? Corre, como siempre, mi amor, corre…
Él: ¡no! Esta vez no correré. ¡Aquí te espero!

                                                                                       Por fin

Con pasión y sin miedo: nunca dejes de luchar por el amor, no desistas. Tienes a todo el universo como aliado. El amor siempre viene a salvarnos cuando lo necesitamos. Abre tu corazón, sé paciente y conseguirás la llave mágica que abrirá la puerta que te llevará a tu felicidad y paz interior.